¿Cómo es la Sociedad
en la que Vivimos?
Intentando explicar su lógica y las bases de su
funcionamiento
por Constanza Venegas
En un día por Santiago podemos descubrir algunas
claves para entender cómo funciona la sociedad en la que vivimos si es que nos
dedicamos a analizar cada una de las imágenes que enfrentamos en el devenir de
la ciudad como parte de un todo articulado, de un conjunto.
Todos sabemos que desde temprano en la mañana la
mayoría de los chilenos, como nuestros papás, deben ir al trabajo. También es
sabido que en Chile el trabajo se centra principalmente en los sectores de
servicios y el de la extracción de
materias primas. Pero lo que no se dice habitualmente es que alrededor de un
75% de los trabajadores asalariados chilenos ganan menos de $350.000. Con este
escaso sueldo deben enfrentar el mes y todo lo que eso significa: parar la
olla, pagar las cuentas básicas, el transporte, el arriendo o dividendo, y si
queda un tanto, pensar en aliviarse de esa enfermedad que cada tanto molesta o
pagarle a los hijos un colegio “que les
dé más oportunidades”; para todo lo demás existe la tarjeta del banco, presto o
la polar, un avance o un crédito. Así, mes a mes las familias se van cargando
con esas deudas que pareciera que no se acaban nunca, estrechando aun más el
sueldo acosta del ensanchamiento de la angustia por no poder costearlas.
En contraste con esta realidad para la gran
mayoría, la ciudad entera es una vitrina en donde se vende de todo al mejor
postor, y sin una pizca de escrúpulos, tal como se venden zapatillas en la
calle puente o fruta en la Vega, sucede lo mismo con derechos básicos como lo
son la Salud y la Educación. Pero como
no todos pueden obtener lo más top de cada producto (de hecho es sólo una
fantasía inalcanzable para muchos), hay una versión marca chancho de cada cosa para
cada billetera: Fashion’s park, falabella o Lacoste; Liceo municipal, colegio
particular subvencionado o colegio particular; Hospital y consultorio o centro
médico y clínica. La ciudad se ha convertido en una vitrina, prácticamente todo está en manos del mercado y este
se segmenta para cubrir a todos los tipos de consumidores, divididos en una mayoría que tiene poco más que nada y una
minoría que es prácticamente la dueña de todo.
Esto queda en evidencia al constatar que Chile,
paradigma del crecimiento económico en América Latina no ha crecido para todos
igual, ubicándose en el 4º lugar del ranking de los países más desiguales del
mundo: con una concentración de la riqueza en una elite tan pequeña, que las
fortunas de las 4 familias más multimillonarias del país equivalen al ingreso
anual del 80% del total de la población, mientras que quienes crean esa riqueza
a partir de su trabajo, sólo ven crecer los precios de los bienes básicos para
vivir y sus deudas.
El
rol del estado en este juego es bastante reducido, desentendiéndose de lo que
alguna vez resguardaba en el desarrollismo(1) como derechos, ahora es un mero
arbitro y fiscalizador de la iniciativa privada, para que el mercado funcione y
no se caiga en “abusar” de los consumidores; y solamente va a intervenir en favor
de aquellos casos en los que el estrato socioeconómico no es atractivo para el
mercado, por medio de políticas de
focalización o subsidios para paliar el problema.
De ahí que las grandes protestas del 2011 por
educación pública, gratuita y de calidad o las del 2012 en regiones porque la
vida esta cara y el sueldo no alcanza, no sean para nada incomprensibles y
hayan movilizado a muchísimas personas Es que de verdad algo huele mal detrás
de todo lo que se aparenta en la ciudad: un sistema que en su diseño provoca estas
injusticias y que comienza a mostrar signos de agotamiento. Por ello decimos
que nada es coincidencia ni esta puesto ahí por azar, detrás del lucro en la
educación, del negocio con la salud, de la competencia en el mercado como única
lógica tanto para empresas, colegios y personas, e incluso de que la gente
piense primero y casi únicamente en su propio bien antes del de todos, detrás
de todo ello hay una ideología.
2.
Pero, ¿Qué es
una ideología?
En palabras simples una ideología es una forma de imaginar el mundo, un conjunto de ideas
y valores que conforman una concepción de la sociedad y fundamentan ciertas prácticas y lógicas.
Esto determina su ordenamiento a nivel económico
(qué y cómo producir, cómo distribuir e intercambiar lo producido), político (cómo se distribuye el poder)
e incluso de sus aspectos culturales, de las aspiraciones y proyectos de vida de sus miembros, o la forma en la que se relacionan (algo
así como una pauta que dicta lo que debemos hacer y que nos hace feliz).
Podemos
asumirla de manera consciente o no, lo cierto es que nada es puramente técnico o carente de una determinada ideología. Y
tampoco hay una ideología única, lo que existe y particularmente en este modelo,
es una ideología dominante que se ha introducido fuertemente en el sentido
común de la gente, estructurando un aparente pensamiento único, pero este de
vez en cuando se ve enfrentado a ideas y valores contrarios a los hegemónicos.
3.
Y ¿Cuál es la
ideología dominante de la sociedad en la que vivimos? Neoliberalismo y sus pilares.
En primer lugar es necesario saber que el
Neoliberalismo es una de las formas que
ha adquirido el Capitalismo a
lo largo de la historia. El capitalismo es un modo de producción que origina
todo un sistema social y que posee a grandes rasgos dos características generales y una contradicción principal.
Como características tenemos la división de la sociedad en clases sociales
y que los medios de producción (herramientas,
maquinarias, infraestructura, dinero, etc., utilizados para generar los bienes
que usará la sociedad) son de propiedad privada. Esta última
característica es la que dividirá a los miembros de la sociedad en clases según
posean o no medios de producción. Quienes no tengan estos medios deberán vender
su fuerza de trabajo para poder
conseguir los bienes necesarios para su subsistencia y así se podrá echar a
andar el proceso productivo. Por lo tanto la sociedad genera los productos que consume por medio de la conjugación de Medios de Producción
(capital) + Fuerza de Trabajo; sin el trabajo no sería posible generar ningún
bien, o lo que es lo mismo, el trabajo es el generador de toda la riqueza en la
sociedad.
Al mismo tiempo, en el capitalismo el trabajo se convierte
en una verdadera actividad social,
pasando de los pequeños productores individuales y artesanos dispersos cada uno
en su taller, a industrias y centros productivos que reúnen a muchos individuos
para que realicen una tarea específica del proceso haciendo el trabajo más eficiente y a la vez interdependiente.
A medida que avanza el capitalismo la
producción se socializa cada vez más, ya que dependemos de otro para
producir un bien, sin embargo ni los productos elaborados en este proceso
social, ni lo que se obtiene por ellos al transarlos en el mercado, son
íntegramente apropiados por sus creadores –los trabajadores-, ya que el
capitalista no paga en sus salarios todo lo que estos produjeron y les extrae un
porcentaje para su ganancia. Esta es la contradicción
fundamental del capitalismo: mientras la producción es de carácter social la
apropiación es de carácter individual.
Esta contradicción funda toda una serie de
relaciones sociales capitalistas marcadas por la explotación del hombre por el
hombre, que se agudizan por la lógica que mueve al capital: competir y
maximizar sus ganancias a toda costa. En esta dinámica de contradicciones
podemos ver, por ejemplo, el impacto que tiene la creciente organización interna del trabajo en cada empresa vs la anarquía,
irracionalidad y falta de planificación para la producción general en la
sociedad, esto significa que en la sociedad capitalista no se planifica la
producción de acuerdo a lo que necesita la población. Cada capitalista produce
lo que quiere, lo que cree le dará más ganancias ampliando la producción todo
lo que sea necesario para ganar más dinero, esto lo puede realizar de dos
maneras: intensificando la explotación de los trabajadores y/o incorporando
mayor tecnología al proceso productivo. Pero llega un momento en que la
ganancia se estanca y empieza a disminuir, debido a que se produce mucho más de
lo que la sociedad puede realmente consumir. Ante esto se despiden a los
trabajadores e incluso se ha llegado a quemar las mercancías producidas. Lo
anterior es lo que se denomina crisis de
sobreproducción, es decir una crisis en abundancia de bienes y productos
pero que no son consumidos debido a la cesantía, al bajo valor de la fuerza de
trabajo, y en definitiva a la
apropiación capitalista del producto social. Este fenómeno ocurre recurrentemente en cualquier sociedad capitalista
(Por ejemplo lo que está ocurriendo actualmente en Europa).
Ahora que sabemos en qué consiste el capitalismo
podemos reconocer algunas de las variantes agregadas que tiene el Neoliberalismo en el ámbito
económico-social:
Globalización
o mercado mundial, es decir que la producción
mundial se ha reorganizado aprovechando las ventajas institucionales, naturales
y de costos de fuerza de trabajo que ofrecen los diferentes países y regiones
forzados a globalizarse, esto ha sido impulsado por el capital transnacional dando
paso a cadenas mundiales de acumulación.
Centralización
del capital en Holdings o grupos de empresas que
aparentan ser de propiedad distinta, pero que en rigor son de los mismos dueños
Por ej. Grupo Luksic, Cencosud, Grupo Matte, por mencionar algunos chilenos, a
los que se deben sumar las transnacionales.
Esto explica que en nuestro país los sectores estratégicos
(explotación de recursos naturales, por ej. la minería), comerciales y
financieros se concentren en manos de los capitales trasnacionales,
lo que sumado al desmantelamiento del estado como regulador y las políticas de
apertura al comercio mundial de la concertación-alianza, han conllevado a un
verdadero saqueo de nuestras riquezas, volviéndonos totalmente dependientes y orientando el crecimiento del país en función
de las lógicas de los holdings que se operan en Chile.
Estas características se reproducen, imponen
requisitos y generan una serie de efectos que explican la situación actual de
los trabajadores y sus familias.
Por ejemplo,
para aumentar la competitividad en los procesos productivos y el mercado
del trabajo, se ha impuesto la desregulación y la flexibilidad laboral,
precarizando los ingresos de los trabajadores, la estabilidad del
empleo, del ambiente y de las condiciones de trabajo (extensión, distribución e
intensidad de la jornada laboral, etc.). Con ello ha surgido una multiplicidad de contratos (temporales, a plazo fijo, part-time, a
honorarios, contrata, subcontratados, etc.). Por último se impulsan los
mecanismos de “autofinanciamiento para
los aumentos salariales” (más conocidos “bonos”), que son dineros que se suman al sueldo del
trabajador si es que cumple ciertas metas de productividad. Con esto lo
único que se logra es reproducir la desigualdad, ya que esto implica que el alza de las remuneraciones no
se financia equilibrando las ganancias sino simplemente explotando más la misma
fuerza de trabajo. Por lo tanto, a pesar
de que los ingresos puedan elevarse, la
brecha entre salarios y ganancias tiende a reproducirse.
Como guinda de la torta, en el Neoliberalismo el antiguo
estado benefactor garante de ciertos
derechos, cambia por uno más preocupado
de consolidar instituciones que garanticen la “libertad de contratos”, de
“información para los consumidores” y “competencia para los emprendedores”. Y
la privatización se extiende a todas las áreas de la vida, introduciendo
las reglas del mercado de lleno en la salud, la educación, la previsión social,
etc.
Todo lo anterior es la base ideológica que sustenta un sistema en el que para el gran
número de familias trabajadoras las posibilidades de movilidad social real se
ven considerablemente limitadas, y más bien se amarran y reproducen en cada
ámbito sus condiciones de pobreza.
4.
Y ¿Cómo
influye esta ideología en la conciencia del sujeto individual y en las
dinámicas de los sujetos sociales colectivos?
Si bien la forma en la que se ordena la sociedad es
una construcción humana, a la vez también va proyectando sobre el hombre
ciertos modelos e ideales que se reflejan en la cultura, los proyectos y las aspiraciones de
los individuos que la componen.
Bajo el
neoliberalismo la dimensión cultural y valórica, se expresa como
una extensión
de la racionalidad económica capitalista a casi la totalidad de los objetos y
relaciones,
como un predominio del individualismo hedonista y de la desolidaridad, en donde la competencia
y el consumo se vuelven prácticas normales y esperables en el actuar y
relacionarnos tanto con las cosas como con los seres humanos. Es prácticamente un
modo de vivir transformado en “lógica de todos” y los medios de masas y otras
instituciones de la sociedad cumplen la función de adoctrinar bajo esa mirada,
para que la consideración de una alternativa al modo de vida capitalista se vuelva
prácticamente una imposibilidad.
El neoliberalismo opera en
segundo término disolviendo a los
sujetos y actores colectivos capaces de incidir y disputar en el campo de
la política, reduciéndolos a individuos fragmentados sujetos a
las reglas del mercado, a meros consumidores.
Esto es particularmente
evidente en Chile desde la dictadura de Pinochet hasta el presente. Debido, en
primera instancia, a la sistemática persecución y represión política a quienes
se opusieran al régimen militar, y luego por las transformaciones económicas, sociales,
institucionales y culturales reafirmadas por la concertación en el “retorno a
la democracia”. Durante este proceso se forzó a los sujetos políticos populares
a reducir su existencia a meras categorías sociales. El ejemplo más paradigmático
es el del movimiento de trabajadores, que como movimiento sindical vivió un
acelerado proceso de constitución como sujeto político hasta los años
1972-1973, pero despues producto de la represión y la implantación radical del
neoliberalismo en las últimas décadas, ha quedado reducido en muchos sectores
prácticamente a un dato estadístico. Por lo que es posible decir que actualmente
<movimiento
de trabajadores>>.
5.
Y ¿porque es
necesario saber todo esto?
Porque una vez que comprendemos
de donde se originan los distintos problemas que nos afectan a diario, como la
desigualdad, la pobreza, la mala educación, el negocio en la salud, etc., tomamos conciencia de cómo funciona la
sociedad. Y con ello de que es posible cambiarla si nos organizamos y luchamos para
hacerlo.
Y porque es necesario
conocer el mundo para transformarlo, la mejor escuela es la que funde la
realidad, la teoría y la práctica. Ante esto, como palabras finales, vale decir
que así como el neoliberalismo descompuso a los sujetos políticos que históricamente
conocíamos, también en su seno discurre
un lento proceso de constitución de
nuevos sujetos, el que avanzará según el desarrollo de sus niveles de organización y conciencia para pasar
de categorías sociales a actores colectivos que levanten una visión de sí
mismos y de la sociedad que desean. Y cuando estos actores reconozcan a otros
con intereses que se contraponen o confluyen con los de ellos y desarrollen acciones conscientes en el campo
de la política para alcanzar el proyecto de sociedad que desean, se volverán verdaderas
fuerzas capaces de transformar la realidad que las rodea.
Esperamos que este libro
logre ser un aporte en ese proceso.
Bibliografía
Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico
–Engels-
Las transformaciones neoliberales en Chile.
Antecedentes de contexto para la discusión sobre los determinantes sociales de
la salud -Rafael Agacino-
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