jueves, 19 de enero de 2012

EL ACCESO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR

La educación, entendida como un derecho social, es un pilar fundamental para el desarrollo del país y de una sociedad más justa e igualitaria. Según esto, debe estar orientada a satisfacer las necesidades de la sociedad. 
De acuerdo a lo anterior, el acceso a la educación no puede ser restringido por diferencias de etnia, género, necesidades especiales o condición socioeconómica.  En Chile, sin embargo, mientras que un 45% de los estudiantes secundarios son de colegios municipales, en Universidades como la nuestra sólo representan un 20% de la la matricula: la educación chilena (en particular la educación superior), es un sistema elitista que discrimina y margina a los sectores de menor nivel socioeconómico.













¿Como funciona el acceso a la Universidad?
La prueba de selección universitaria (PSU) es uno de los principales mecanismos de acceso a las universidades, y la principal responsable de las desigualdades en la matrícula. Esto se debe a la estrecha relación que existe entre el ingreso económico de la familia, el nivel de escolaridad de los padres, y el tipo de colegio del alumno, con el puntaje que obtendrá: de los estudiantes de familias con ingreso menor o igual a 288 mil pesos, el 92% obtiene un puntaje menor a 600 puntos (lo que lo margina automáticamente de la Casa de Bello).

¿Porque sucede esto? Porque la PSU es una prueba estandarizada que asume como base una igualdad de condiciones que actualmente no existe: un joven de escasos recursos estudia en un colegio precarizado, vive en un entorno con alto índice de violencia y drogadicción, tiene padres que no pueden ayudarlo a estudiar ni proveerlo de herramientas para esto, y puede que incluso deba trabajar para contribuir al ingreso familiar. Cuando se habla de “mérito” y “esfuerzo” se disfraza la enorme incidencia de los recursos económicos para acceder a una educación de calidad.
Fuente: Demre. Promedio de Puntajes obtenidos según unidades educativas, proceso 2011.

Otro determinante de la marginación del acceso a la ESup es el tipo de financiamiento que ésta tiene, donde la familia debe aportar el 85% del costo de la carrera del estudiante. Concibiendo a la educación como una inversión individual para mejorar la calidad de vida del futuro profesional, el Estado se desliga de la responsabilidad de financiar formación de nuevos profesionales para Chile. Grandes aranceles, bajos sueldos, mala educación secundaria, bajo puntaje: cuando nos hablan de “movilidad social”, se les olvida que 9 de 10 jóvenes que provienen de familias y colegios de bajos recursos, no podrán ingresar a la Universidad.

Aún después de 30 años de aumento sostenido de la matrícula en ESup, las desigualdades en la sociedad han ido en aumento. No basta sólo con un incremento en el acceso, se requiere un cambio en la lógica de cómo y para qué  estudiamos en la Universidad. Para lograr una educación superior con orientación pública y de desarrollo de país, el acceso NO debe estar determinado por la condición socioeconómica, permitiendo que todas las realidades se representen, dejando atrás el orgullo por la elitización tan comúnmente aceptada por todos.

¿Qué se puede hacer?
Como estudiantes y parte de esta sociedad es nuestra responsabilidad empezar a construir mejoras en nuestro país, partiendo desde nuestro espacio más directo: la Universidad, y en particular nuestra Facultad. El desafío es generar una nueva forma efectiva de acceso que ocupe un espacio significativo de la matrícula de las carreras de la Salud, cuya forma de selección no sean los resultados de la PSU (apostando a eliminar la barrera de los 600 puntos), y generando una red de apoyo económico y académico: nuevas formas de acceso que luchen contra la marginación del actual sistema.

Para cumplir con esta tarea, durante las movilizaciones del 2011 se creó la Comisión Triestamental de Acceso. Esta comisión es abierta y puede participar de ella cualquier estudiante, profesor o funcionario. En los 7 meses desde su creación ha realizado foros abiertos, invitando a expositores expertos en el tema, producido una serie de documentos técnicos recolectando la información manejada y generado las discusiones en las asambleas de carrera para la formulación de principios de la nueva propuesta. En la actualidad se está dando comienzo a una de las fases más importantes del proceso, la elaboración misma de la nueva propuesta de acceso alternativo a la facultad. Por lo mismo es que la participación y retroalimentación es de suma importancia ya que dicha comisión debe ser concebida como un mero intermediario de lo que los alumnos de esta facultad propongan y no un panel de expertos que se ponga a pensar propuestas y mecanismo dentro de cuatro paredes.

Este tipo de iniciativas no destronan de manera completa el sistema desigual con el que convivimos a diario, pero consideramos que apuntan a dicho objetivo, marcando un precedente de que concebir la educación, y en este caso el acceso a ella, de otra forma y bajo otra lógica  es posible. 

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